El presidente del Gétafe es en sí una persona peculiar. Socio del Real Madrid, al que acude a ver cada sábado, incluso cuando juega contra el Getafe, lo que es de aplaudir porque los espectáculos suelen ser dignos de pegarse un tiro, se ha reinventado una vez más.
La carrera de Torres, comenzó a las afueras de Madrid construyendo chalets pareados en pleno boom de las ciudades dormitorio. Luego vendió sus participaciones, y buscó la nueva oportunidad: fiestas y eventos en el Madrid de la movida. Ganó dinero, se hizo famosillo, e incluso le dio tiempo a estudiar periodismo. Sindicalista adolescente ejerce en sus cincuenta de capitalista trasnochado al que el dinero le ha reducido el raciocinio.
Bien clasificado (hoy), con un equipo hecho de los retales del Castilla, el Getafe sigue en primera por varios de esos milagros que el señor hace de tiempo en tiempo. Un equipo sin juego, sin afición y sin representatividad, algo parecido a lo que es el Espanyol en Barcelona, pero mucho más pequeño. Los getafeños se debaten el sábado entre visitar el Calderón y el Bernabéu, y cuando juegan en casa contra otro equipo de Madrid, parece que juegan fuera.
Su estadio de 17,700 localidades, recibió una afluencia media el año pasado de 8,783 visitas. Menos del 50% del total del aforo. Visto esto, Gandalf Torres ha decidido anunciar su intención de construir, en plena crisis financiera, un estadio nuevo de 32,000 localidades y además lo va a llenar. Eso pasará según él “antes de marcharse”… o lo que es lo mismo “cuando las ranas críen pelo” o en “el próximo año trisiesto”, como si se fuera a ir. Es algo parecido a lo de Florentino con La Décima. Las apuestas de Williams Hill se pagan 150 a 1, si cualquiera de estos dos eventos sucede antes de 20 años y te regalan la casa de apuestas si cualquiera de los dos eventos se cumple y además, el presidente se va.
Miren si el mundo de la gestión deportiva está jodido, que el mago blanco que va a llenar un estadio en Getafe, fue estafado por un camarero disfrazado de jeque. El tipo hasta llego a confirmar la venta del club por 90 millones de Euros a un consorcio dubaití representado por el mesero. Aprovechando el gran momento económico de la industria constructora quiere construir un estadio (con ayuda del Ayuntamiento, que ya se imaginan que está rebosante de dinero) que duplique la capacidad actual del vacío actual y llenarlo; supongo que intentará robarle el anillo único a su homólogo constructor, el que después de pagar 40 millones por Illarramendi quiere ganar la Champions. Esta claro que el Ser Superior es el portador, porque su gestión catastrófica es invisible cada fin de semana a la mirada de 90,000 socios. Y pensar que no quedan volcanes activos en la península ibérica…
Daniel C. / BlogGol.es
Muy bueno tío... muy bueno. En tu linea
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