Ads 468x60px

viernes, 2 de agosto de 2013

La sinceridad de Roberto Soldado

Roberto Soldado, además de buen goleador, es la penúltima estrella que se marcha de una Liga donde dos equipos son cada día más ricos y el resto, cada día más pobres. Unos fichan por cantidades pornográficas y otros venden hasta el cuello de la camisa.
Dos lucharán por el título y el resto lucharán por seguir siendo comparsas. Pero vayamos al grano: Soldado siempre rindió a buen nivel y antes de irse, se encargó personalmente de dejarle un recado en público al que hasta hace unas horas era su presidente. El 9 del Valencia quiso destapar la caja de los truenos en su adiós. Según la versión de sus pretorianos mediáticos, Soldado se marcha en un alarde de sinceridad y valentía. El ariete dice que se va del club porque no confía ni cree en el proyecto, porque dice que el presidente contó muchas mentiras desde el principio y porque, además, según Soldado, desde la primera vez que habló con Salvo, tenía claro que se quería ir. Palabra del sincero Roberto Soldado. Esa es su versión de los hechos.

La exégesis de Amadeo Salvo, que según Soldado no pasaría la prueba del polígrafo, es puro color de rosa. Al presidente se le imputa haber cometido una serie de pecados capitales que, según el sincero Roberto, no tienen perdón de Dios. A saber: cumplir la palabra que empeñó en público, negociar con firmeza hasta obtener los 30 millones de euros que exigía por la venta y defender los intereses de la entidad que preside hasta el final. Intolerable. De propina, dicen, el máximo mandatario del Valencia logró que los agentes del jugador renunciasen a cobrar una presunta comisión. Qué descaro sin fronteras el de Salvo, el presidente del equipo que, según se puede corroborar en la hemeroteca, le puso una pistola a Soldado en el pecho para firmar un contrato como uno de los peor pagados de la plantilla. De hecho, el terrible trato que le ha dispensado el presidente del Valencia al delantero ha sido tan infrahumano que, por aquellas casualidades de la vida, a Roberto y su sinceridad no les ha quedado más remedio que marcharse a otro equipo a cobrar el doble. Qué cosas.

Qué sinceridad sin límites la de Roberto Soldado cuando pidió, por activa y por pasiva, que le rebajasen la cláusula para salir del Valencia. Qué honestidad sin dobleces la de quien, después de dejarse querer por el Atlético de Madrid, mató al mensajero para insinuar que existen oportunistas que sacan sus palabras de contexto. Qué principios inalterables y que elegancia la de quien desconfía de un proyecto del que nunca habló una sola palabra mientras su contrato le seguía ligando a Mestalla. Qué valentía la del tipo que monta en cólera y se irrita públicamente por presuntas comisiones que no cobran sus agentes, sin reparar en que han estado peleando porque el Valencia rebajase el dinero a cobrar por su traspaso. Y qué veracidad la de Soldado, el hombre de la credibilidad a prueba de bomba. El sincero que acusa de mentir al prójimo. Su grado de sinceridad se puede medir en la hemeroteca: ‘Los valencianistas pueden estar tranquilos, cumpliré mi contrato’. Así es la sinceridad de Soldado. Cabe en un sobre.

Rubén Uría / Eurosport

No hay comentarios:

Publicar un comentario