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martes, 30 de julio de 2013

Recuperar la presión es recuperar el juego

La rueda de prensa de presentación de Gerardo Tata Martino como entrenador del FC Barcelona dejó una buena primera impresión del técnico argentino, la asunción de que tras cinco años el banquillo azulgrana no sería para alguien de la casa y el reconocimiento general, tras un primer impacto, seguramente negativo y prejuicioso, de que el hombre debe recibir su crédito y un mínimo de tiempo para trabajar.


Martino, prudente y con una virtud de los inteligentes, escuchar mucho, habló de recuperar cosas, no tanto de innovar, como si fuera consciente del aparente diagnóstico consensuado con los males del Barça durante la última temporada. Reconoció haber hablado con Tito Vilanova, cuyo recuerdo flotó por la sala durante la larga hora de preguntas y respuestas, con Zubizarreta como recurrente inspirador de lógicas y necesarias menciones y muestras de respeto hacia el anterior entrenador. Seguramente Martino y Vilanova no profundizaron en cuestiones tácticas, o quizá sí, pero hubiera sido interesante conocer la impresión de Tito al escuchar de boca del argentino eso de "recuperar la presión adelantada". Si hay que recuperarla es síntoma evidente de que se había perdido.

En su edición de hoy lunes, el diario Sport recogía objetivos del Tata en esa misma dirección. La cuestión es saber si realmente conoce las causas y los efectos. Una cosa es que por circunstancias del fútbol y de la vida, el imborrable lustro de Guardiola y Vilanova haya terminado, otra muy distinta es que no se haya aprendido nada de lo ideado y practicado durante los últimos cinco años. Sí, la presión adelantada fue un rasgo imprescindible en ese Barça triomfant. Más discutible pero aceptemos por un momento que la condición física del equipo (no confundir con el estado puntual de un futbolista concreto, por importante que fuera) resultó una de las causas principales del mal final de curso y de las derrotas vs Bayern. Lo que ya no es posible es (al menos sin sospechar que la afirmación como poco carece de cierto estudio de los engranajes de un grupo con tanto exitoso fútbol a sus espaldas) afirmar la correlación directa entre ambas.

El FCB de Pep Guardiola, por ejemplo el de 2011, esclavizaba a sus rivales con esos mecanismos de presión tan presuntamente físicos llevados a cabo por, atención, ese grupo de atletas compuesto por Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro, Villa y Messi. Solo repasar los nombres invita a descartar la fortaleza física como primer variable de éxito. Efectivamente, antes de eso había mucho más.

El juego de posición y uno de sus argumentos, el toque. Así, con Xavi al mando, decenas de repeticiones de control + pase, distribuidos en una sucesión interminable de triángulos por tres cuartas partes del terreno de juego, suponían el primer paso. Todo el equipo en campo rival. Piqué y Puyol/Mascherano cerrando en la línea divisoria. Alves apoyando el medio campo y Abidal pendiente de las correcciones. Busquets como ancla, sólido en su zona como vértice del resto, tan bien colocados, tan cerca de la portería rival que con esfuerzos cortos en espacio e intensidad, en un escenario con una insoportable reducción de espacios para el contrario, lograban en un número frecuente de intentos la recuperación casi inmediata de la posesión. Confianza, colocación, atacar bien para defender bien. Xavi e Iniesta, los que no podían jugar juntos en un medio campo de tres. El credo. muy lejos de la exuberancia física.

Como sabemos, el Barça de Tito, el Barça de Alba y Cesc, terminó por jugar a otra cosa, en parte porque la discontinuidad de Xavi y Thiago impidió que la paciencia resultara tan determinante como hasta entonces. A correr y a marcar más que el contrario. Válido para la Liga, insuficiente para la Champìons League y para los duelos vs Real Madrid, feliz al enfrentarse a un rival con sus mismas armas pero con un abismo de distancia a la hora de la habilidad para ponerlas en práctica.

Thiago ya no está, Cesc no sabemos si quiere/puede jugar como centrocampista puro (capaz es, como demostró en el Arsenal), Xavi es una incógnita e Iniesta brilla en zonas intermedias tras distraer con el pase. Arriba estarán Neymar y Messi. El físico no podrá hacer milagros. El juego devolverá realidades. Aquí no están Khedira, Javi Martínez, el Essien de 2008. Y durante años cualquier mediocampista de los citados en el Barça recuperaba como mínimo la misma cantidad de balones que los llamados especialistas en el noble arte de la destrucción. El Borussia Dortmund es un gran ejemplo actual del orden colectivo en la búsqueda de la pelota, aunque Klopp prefiere imponerlo unos metros más atrás.

Posiblemente tendrá más influencia en el resultado de la temporada la labor de motivación y de convencimiento en la pelea por los títulos que Martino sea capaz de introducir en el vestuario que lo físico, dando por descontados unos niveles mínimos para el fútbol de élite. El otro factor seguro, Leo Messi; más de doscientos treinta goles en las últimas cuatro temporadas, para afirmar que "debe jugar más cerca del área"... ¿en serio? Leo es el mejor centrocampista del equipo, y en ocasiones su afán de ayudar y participar le acerca más al círculo central que a la portería. Pero sus partidos evidencian su intuición para llegar al área cuando toca (no estar sino aparecer, ¿recuerdan?) y su voracidad para marcar. La única certeza posiblemente del FC Barcelona a fecha 30 de julio de 2013. No sean pelotudos, por favor.

Daniel Cana Moya / adnfutbol.com

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