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miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Por qué tanto Isco?

Como hiciera en Londres, Carlo Ancelotti está reciclando buena parte del trabajo acuñado por Mourinho antes de su llegada a Madrid. Cosas como la defensa posicional o el contragolpe se están viendo de manera casi inalterada, como era lógico. Prohibir a los suyos, por poner un ejemplo, que contraataquen cuando puedan sería prescindir de un argumento competitivo casi indefendible a cambio, en la práctica, de nada.

Pero el Madrid no puede contragolpear siempre. De hecho, no puede contragolpear casi nunca, porque precisamente la amenaza que eso supone hace que hasta equipazos como el United de Ferguson o el Borussia de Klopp le regalen la pelota y se encierren a esperarle. Lo que está cambiando el italiano es qué hacer entonces.

El Real no puede elegir: atacará en posicional casi siempre

Obviamente, cambiar el ataque estático es cambiar mucho, porque fue y será la fase del juego más presente en los retos del Madrid; la que más tiempo ocupe. Mourinho, un maestro de las transiciones, propuso un estilo directo y eléctrico que casó muy bien con su plantilla. Arriesgaba la posesión en cuanto el grupo detectaba la posibilidad de crear peligro, sin más esperas, y, si jugaba bien, recogía los balones sueltos y atacaba de nuevo. Mourinho quería que el rival la tocase, que la despejase, que la desviara. Era su forma de invitarle a salir aunque fuera unos segundos, y así cogerle la espalda. Su manera de simular transiciones hasta cuando manejaba un 65% de posesión.

Ancelotti, se sabe, es de ataques más sosegados. Más largos y más lentos. Y más egoístas, en el sentido de que ambiciona que el rival la toque menos. Intenta que sus equipos no arriesguen a la primera ocasión, sino que esperen a la ideal -lo cual le puede llevar, si su equipo no funciona, a perder la pelota antes de tener la mínima opción de crear peligro, dicho sea-. Para inculcar este modo tiene algo en contra y algo a favor. En contra, que el “7″ -poca broma- prefiere el antiguo. A favor, que seguramente al resto le estimule probar éste, pues hoy día es el que más halagos mediáticos genera y el futbolista por norma es egocéntrico. Además, el Real tiene calidad para jugarlo.

Isco ha sido titular en todos los partidos de la pretemporada

En la pretemporada Isco está siendo la llave maestra. Como Thiago en Múnich, es nuevo y distinto, pero, a diferencia del hispano-brasileño, es perfecto para el fútbol que pretende implantar su entrenador. No tiene ni la menor traba. O sea, Isco es Thiago y Lahm al mismo tiempo: la frescura ilusionante y la herramienta táctica que favorece el cambio de estilo. Por eso es, con Cristiano y Pepe, el único jugador del Madrid que ha sido titular en los cinco partidos disputados hasta la fecha.

Lo estilístico es fácil. En el análisis del fichaje de Ancelotti dijimos que para que la plantilla blanca se ajustase más a Carletto podría necesitar un centrocampista que retuviese el balón en ataque. Un tipo que más que ser un apoyo fuese un lugar donde quedarse; alguien que pausara la posesión en campo contrario sin riesgo de perderla. E Isco es eso.

En lo táctico Ancelotti viene usando un 4-3-3, y desde ahí va cambiando cositas en las que aún no toca profundizar. Ya se hará cuando su equipo esté más definido. Lo que sí quedó claro es que dentro de ese dibujo Isco está siendo utilizado como interior izquierdo. Más o menos abierto, más o menos adelantado, pero siempre siendo el vértice siniestro del triángulo. O sea, Carlo ha puesto un jugador que acapara muchísimo balón entre el inicio de la jugada y Ronaldo. Los iniciadores blancos juegan en la izquierda (Ramos, Marcelo, Coentrao, Alonso, Modric…), y en la etapa de Mou todos estaban en permanente contacto con el portugués. Ronaldo tardaba poquísimo en entrar en la jugada, y últimamente, debido al mal juego colectivo, lo hacía cada vez más retrasado. Con el luso recibiendo en el origen de la jugada, crear una posesión más sesuda que rápida sería imposible. Con Isco, en esta fase beta del Proyecto Ancelotti, Carlo está alejando a Ronaldo de la gestación.

Isco no está aislando a Ronaldo; solo cambia sus momentos

Lo que más optimismo logra generar alrededor del sistema es que la participación de Isco no ha hecho decrecer a la de Ronaldo. Cristiano sigue omnipresente, la toca sin cesar, aunque con dos diferencias: lo hace más arriba y lo hace tras un trabajo reposado previo que parece que le apacigua. Como si se contagiara levemente. Su carácter es fijo, sigue chutando de casi cualquier parte y acelerando más que ninguno, pero sobre todo en la gira por EEUU se le ve un algo más reflexivo en la toma de decisiones, y eso está repercutiendo positivamente en la precisión de sus pases.

Es más, hasta el hecho de que Isco durante la defensa posicional se esté emparejando con el lateral derecho oponente está sirviendo para centrar y alzar más la posición del “7″, acercándolo más al verdadero deseo de su nuevo entrenador, que es usarlo de delantero.

Isco está ayudando a Ancelotti a negociar y moldear casi sibilinamente a Cristiano Ronaldo. O lo que es lo mismo, a trabajar en la resolución del problema más importante que encontrará a la hora de cambiar lo que desea en este Real Madrid 2013/14. Todavía está muy lejos, le queda mucho y, si los primeros pinchazos llegan pronto, habrá que ver qué pasa. Pero el italiano tiene un plan y va a muerte con él. Por eso nunca sienta al malagueño. Si lo hace puede que Ronaldo reciba antes y más abajo, y que así el resto recuerde que ya domina bastante bien otra cosa. Ancelotti no puede permitir en la caseta nostalgia por José. Ya sentará a Isco -que lo hará- más adelante. Cuando él sienta que su idea ha calado. Cuando la sienta a salvo. Mientras tanto, Isco seguirá siendo, entre otras cosas y con la inestimable colaboración de Modric, su truco de pretemporada.

Abel Rojas / Ecos del balón

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