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miércoles, 17 de julio de 2013

Rosell enfrenta a Guardiola y Tito

Sandro Rosell ha conseguido romper la armonía del barcelonismo, siendo el presidente más votado de la historia azulgrana. Es complicado aceptar que un equipo que lleva cinco años en un crucero de viaje de novios pueda tener un capitán dispuesto a que el transatlántico zozobre abriendo vías de agua innecesarias.
Desde su elección como presidente ha conseguido el más difícil todavía: enzarzarse en una pelea con dos de los mitos del barcelonismo: Johan Cruyff y Pep Guardiola. El enfrentamiento con el holandés tiene a su “enemigo acérrimo” Joan Laporta como punto de partida, luego solo consistía en provocarle cada cierto tiempo para que Johan, un personaje de critica fácil, entrara en la pelea dialéctica sin ningún tipo de control. El caso de Pep es más una cuestión de celos dada la imposibilidad de alcanzar el estilo personal y la influencia social de su antagonista. A Sandro nunca le gustó la personalidad de Guardiola, al que nunca dejo de considerar como un empleado, la sombra del técnico fue demasiado alargada para el pusilánime presidente y sin medir las consecuencias ha conseguido incendiar al barcelonismo, enfrentando a dos entrenadores que se han sentado en el mismo banquillo.

Nos hemos pasado un año escuchando, desde todos los frentes, que no había que utilizar la grave enfermedad de Vilanova para justificar situaciones deportivas y ausencias insondables. Ahora el trio Guardiola-Rosell-Tito han decido lavar y tender la ropa sucia en la ventana mediática y utilizar el argumento prohibido durante los últimos meses para reprocharse amores, devociones, cariños mal entendidos y amistades rotas. La situación empieza a convertirse en esperpéntica en el momento en que a Guardiola le llega la noticia de que el club está filtrando, a través de la prensa adicta, informaciones de mal gusto y dudosa credibilidad sobre la relación entre ambos técnicos. En ese momento Pep aprovecha una rueda de prensa para acusar a Rosell y a su junta de "utilizar la enfermedad de Tito para hacerme daño no lo olvidaré". El presidente recibe al periodista Josep Cuní en sus vacaciones ampurdanesas y responde: "Lo que dice es indemostrable porque no es verdad. Nadie de mi junta utilizaría la enfermedad del Tito para eso, porque es algo muy grave". Pensábamos algunos ingenuos que el asunto se quedaría en ese pequeño rifirrafe.

Es cierto que no contaba con la aparición estelar del tercero en discordia, Vilanova, que en rueda de prensa ha roto el silencio sobre el tema tabú de su enfermedad y su amistad con Pep: “No creo que nunca nadie de la junta haya utilizado mi enfermedad para atacarle. Tanto mi familia como yo estamos muy cómodos con la directiva. Todo el staff se ha preocupado mucho por mí. Es verdad que nos vimos en Nueva York en varias ocasiones, pero tras la operación, en dos meses, no vino. Él actuó así y yo seguramente hubiera actuado de otra manera" Esta última frase de Tito es clave para entender la historia, la filtración publicada de las relaciones entre ambos llegan al punto de describir una discusión en una tienda de Zara en Nueva York entre las parejas de ambos técnicos, encuentro casual, reprochándose la falta de interés por la enfermedad de Tito.

Un año después queda patente que el trasvase de entrenador no se realizó tan correctamente como nos hicieron ver. La urgencia de Rosell y Zubizarreta por presentar al nuevo técnico abrió una herida que en lugar de cerrarse no ha dejado de sangrar en los últimos meses, el problema es que ahora ya se necesita cirugía con especialistas porque no es solo un problema deportivo, es sobre todo un asunto humano, de relaciones personales, de amistad. Estoy seguro que a Guardiola las palabras de Tito hoy le han hecho mucho más daño que todos los ataques que recibió de Mourinho en los últimos tres años.

José Joaquín Brotons / EuroSport

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