Monos de feria muy futboleros

El miércoles por la noche en el 'Tiki Taka' de Energy hicieron un esfuerzo para no caer en el aburrimiento absoluto. Recuperaron la imagen del saludo entre Bale y Cristiano y la analizaron como una jugada con la moviola, congelando el plano y tirando adelante y atrás para sacar conclusiones absurdas y vacías.

David Sánchez, de Radio Marca, defendía que el encuentro había sido frío y casual. Alberto Cuéllar, de El Mundo, sostenía que había sido cordial y a conciencia. Paraban la imagen, encuadraban las manos unidas, rebobinaban, ponían un círculo en otra mano para destacar un golpecito en la espalda, después otra vez avanzaban la imagen, congelaban y discutían sobre si uno le aguantaba la puerta o no. Una chorrada. Como es habitual en el programa, mientras unos hablan los otros se burlan. Pero lo que daba más pena era el teatrito de ambos periodistas discutiendo la soberana tontería. Que "mira la palmadita que le da", que si "le da la mano de colegueo", que si "hay que quitarse las gafas para saludar".

Enrique Marqués pedía atención y exponía un argumento como si acabara de descubrir al asesino de Kennedy: "A ver, hay que tener en cuenta una cosa. Hay una cámara delante. ¿Es lo mismo cuando vais a saludar a vuestra mujer, a vuestro marido, a vuestro hijo… que cuando hay una cámara delante?".

¡Qué gran argumento! David Sánchez protestaba: "¡Es que la conversación entre los dos jugadores más caros tiene que ir más allá de un hola qué tal!". ¡Por supuesto! Por este precio como mínimo los madridistas esperaban la explicación de la ecuación de Schrödinger sobre la evolución temporal de una partícula masiva no relativista en física cuántica.

El mal teatro, los gritos, la falta de contenido hace evidente la tele que vive del falso conflicto para entretener a la audiencia aborregada. Luego se quejan que no se los toman en serio y que el oficio está fatal. Demasiadas horas de programa que rellenar para tan poco talento. Resulta tan triste ver a la profesión como monos de feria delante de las cámaras que la única explicación posible es que se creen que los espectadores somos idiotas.

Mónica Planas / MundoDeportivo.com