Ads 468x60px

martes, 16 de julio de 2013

Kilómetro cero y españolización

El Real Madrid regresa al kilómetro cero. Después de una temporada estresante, el club ha apostado por rebajar el nivel de tensión que envolvía a la institución. Se fue Mourinho y se quedó Florentino, cuyos números reciben un trato mucho más benevolente que los del portugués, y la nueva receta del presidente es Carlo Ancellotti.
A bote pronto, un domador de egos, un técnico con experiencia que, de entrada, pone el listón en las nubes: quiere ganar siempre y hacerlo de un modo espectacular. Después del aterrizaje del italiano, el club ha ejecutado los fichajes de Isco, Illarramendi y Carvajal, que forman parte del nuevo mensaje del Real Madrid. La prensa, que pasó de lavar los pies de Mourinho con agua de rosas a pedir su cabeza en una pica, califica esos tres fichajes de aciertos indiscutibles.

Isco es extraordinario, va sobrado de calidad, es el futuro de España y después de su Europeo, cada gol y cada regate suyo eran una bofetada para los presidentes empeñados en buscar fuera lo que tenían, a la vista, en su propio país. Isco es estupendo y además, bienvenido sea, es español. Carvajal es alguien formado en la casa, que se ha ganado su regreso a casa y que no se ha arrugado ante el sistema de meritocracia que debe adornar las virtudes de un jugador del primer equipo. Canterano y además, español. Y sobre Illarramendi, más allá del precio pagado por él, cabe señalar su enorme despliegue, su potencia y su enorme futuro. Otro proyecto de sensacional jugador que, bienvenido sea, también es español. Tres magníficos refuerzos que, como añadido, son españoles.

Ahora bien, lo sorprendente es que el fenómeno que se está produciendo en el periodismo deportivo de este país, que califica como un éxito estos fichajes no por su calidad, sino por su nacionalidad, haciendo bandera y eslogan del proceso de españolización del Madrid. Una idea que partió desde la presidencia del club y fue amplificada por sus altavoces mediáticos. Está por ver si la política de fichajes del Madrid resulta un acierto o un error, pero de lo que no hay duda es de que ser prisionero de esta españolización es coger el rábano por las hojas, porque el único requisito que mueve o debe mover a un equipo de fútbol es la calidad de sus jugadores, no su país de origen. Ser español no es ninguna condición indispensable, ni forma parte de los incunables del Madrid, ni siquiera de la identidad histórica del club, por mucho que los periodistas repitamos esa cantinela como papagayos amaestrados. La nacionalidad nunca puede anteponerse al rendimiento del jugador en cuestión.

No, el Real Madrid no está entregado a ninguna españolización. Ha fichado a Isco, a Illarra y a Carvajal porque considera que son muy buenos, que pueden serlo todavía más y porque cree que su proyecto deportivo, a largo plazo, crecerá gracias a su rendimiento. Que además son españoles, pues perfecto, pero por mucho empeño que ponga la prensa en mirar la nacionalidad, el potencial de un equipo no lo mide el país de origen de sus jugadores, sino su grado de compromiso con la camiseta, sus ganas de triunfar y su calidad para lograrlo. Que en este país durante mucho tiempo se valoraba lo de fuera más que lo de casa, correcto. Que los clubes fichan extranjeros por defecto en vez de mirar más a lo que hay en nuestras fronteras, cierto. Que se recurre a contratar foráneos porque aquí los nacionales salen más caros, también. Y que fichando fuera hay lugar a comisiones raras, no es mentira. Ahora bien, los jugadores españoles son muy buenos por lo que hacen con la pelota, no porque los periodistas les hagamos la pelota por ser muy españoles.

Ruben Uria / EuroSport

No hay comentarios:

Publicar un comentario